Nothing is impossible. The word itself says:
I'M POSSIBLE!

sábado, 25 de diciembre de 2010

Algunos días después, no sé cuántos. Ese dolor que experimentas, que no consigues entender dónde puede llegar, que no te dan explicaciones, que te hunde como una gran ola que habías visto, que te ha cogido por sorpresa, que te revuelca, que te quita la respiración, te hace rodar sobre la arena mojada, sobre esos pasos que te parecían tan ciertos en tu vida. Y en cambio, no. No lo son. Ya no. Hace días que paso por delante de su puerta. Hace días que la veo salir de distintas formas. De la única forma como es ella. Guapa. Guapísima. Desordenada, confusa, con el pelo recogido, con el pelo suelto, lacio, loco, rebelde. Con dos coletas, con un vestido de flores, con un peto medio caído, con un traje de chaqueta perfecto, con una camisa azul y con un cuello levantado y una falda azul marino debajo. Con unos vaqueros claros, con unos pantalones pirata, con unos vaqueros rotos con costuras, que destacan, que se hacen notar. Con toda su ropa de Yoox. Los accesorios. Los complementos. Los colores. La fantasía de saber reinventarse a diario. Así, tal como es ella. Sale siempre de ese mismo portal y siempre de manera distinta. Pero he visto algo que es siempre igual: sus ojos, su cara.

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